dissabte, 9 d’abril del 2011

Impresionismo: autores y obras

El Impresionismo es un movimiento pictórico surgido en París, Francia, a mediados del siglo XIX. Pero no fue hasta 1874 que el Impresionismo floreció.
Un 15 de abril de ese año, un grupo de pintores quiso desafiar la exposición del Salón Oficial de París realizando una muestra paralela en los salones del fotógrafo Nadar. En total participaron treinta y nueve pintores con más de ciento sesenta y cinco obras. Se presentaron bajo el nombre de "Sociedad Anónima de pintores, escultores y grabadores". Entre ellos había artistas como Édouard Manet, Pierre-Auguste Renoir, Edgar Degas, Camille Pissarro, Alfred Sisley, y Claude Monet, entre otros. Curiosamente fue una obra de este último, el célebre pintor francés Monet, titulada “Impresión: sol naciente” pintada en 1872 la que bautizó esta corriente artística como Impresionismo.

El Impresionismo rompía con las leyes del academicismo, suprimiendo la perspectiva tradicional, la anatomía clásica y el claroscuro. Los autores de este movimiento rechazaron los colores oscuros para buscar la claridad, la transparencia y la luminosidad.

Fueron los pintores del Impresionismo los primeros en poner sus caballetes en plena naturaleza, concretamente en el bosque de Fontainebleau. Para Monet, Renoir o Pissarro, la naturaleza era una fuente de sensaciones puras, de efectos que se convertían en objetos de la pintura.
El campo inicial del Impresionismo fue precisamente el paisaje. Si en un principio aplicaron los efectos de la luz a superficies reflectantes, como el agua y la nieve, muy pronto lo ampliaron a todos los elementos compositivos, como la figura humana, el cielo, los paisajes urbanos, entre otros.

La temática era uno de los principales motivos de discrepancia que tenían los
pintores impresionistas con la sociedad de la época. Procedentes de una clase social popular, o próxima a ella, a los impresionistas les resultaba placentero retratar gustos y costumbres que les eran familiares. Por el contrario, los clientes de arte, pertenecientes a las clases burguesas y aristocráticas, estaban acostumbrados al idealismo y al reflejo de la sofisticación en los cuadros. Como consecuencia, la alta sociedad consideraba que los impresionistas estaban en guerra contra la belleza.

Los artistas del Impresionismo dedicaban un largo período de tiempo al estudio de la técnica pictórica. La plasmación de la luz era trascendental para ellos, ya que creían que los objetos sólo se veían en la medida que la luz incidía. La coloración de las sombras era otro aspecto importante en el Impresionismo, así como la repetición de tema con cambios de matices de iluminación, como única diferencia.

Pese a empezar como un grupo de artistas, a partir de 1886, cada uno de los pintores buscaron renovar el arte por sus propios medios y comenzaron a gozar de un modesto triunfo. 

Autores y obras
Eduard Manet (1832-1883) 

Se sitúa a caballo entre el realismo y el Impresionismo. Muchos han clasificado su estilo como naturalista porque se basa en la observación de la realidad y su plasmación sin alteración alguna. Representa la vida tal cual, sin adorno ni metáfora. Por ello sus obras suscitan escándalos y polémicas como en su Desayuno sobre la hierba que provocó la hostilidad de los críticos conservadores. El tema ya contaba con antecedentes en el Renacimiento, pero Manet lo interpreta adecuándolo a la modernidad.

Lo mismo sucede con Olimpia, para su desnudo no necesitó diosas ni musas como en el Renacimiento y en el Barroco, sino que representaba el desnudo de una prostituta, una mujer de la vida contemporánea. Para captar la realidad y la fugacidad utilizó la pincelada rápida y empastada, rasgo que identificará al Impresionismo. Por ello podría decirse que Manet fue su precursor.



Monet (1840-1926)
Es uno de los pintores que más contribuye al movimiento. Nunca derivó hacia otras corrientes artísticas, sino que se mantuvo fiel al Impresionismo hasta su muerte.

Su máxima preocupación es plasmar la vibración cromático-lumínica en sus lienzos. La luz engendra el color y la forma. Sus temas preferidos son las marinas, las escenas fluviales y los paisajes. Ejemplos: Impresión atardecer, Regatas en Argentuil, Las amapolas, Paseo con sombrilla, La estación de San Lázaro, La Catedral de Rouen.








Renoir (1841-1919)
Ofrece una interpretación más sensual del Impresionismo. Se pone en relación con los pintores del S. XVIII que mostraban la sociedad galante del Rococó.
En sus creaciones muestra la alegría de vivir, incluso cuando los protagonistas son trabajadores. Siempre son personajes que se divierten, en una naturaleza agradable. Trató temas de flores, escenas dulces de niños y mujeres y sobre todo el desnudo femenino, que recuerda a Rubens por las formas gruesas.
Renoir posee una vibrante y luminosa paleta que hace de él un impresionista muy especial. El palco, El columpio, El Moulin de la Galette, Le dèjeuner des canotiers, Bañistas, son sus obras más representativas.

Degas (1834-1917)


Es un impresionista más de la forma que del color. Es un hábil dibujante, le preocupó captar el movimiento con fidelidad, de ahí que desarrollara temas como las bailarinas y las carreras de caballos.
Es un gran observador de la mujer, capta las posturas más insólitas, las poses naturales e instantáneas. Algunas de sus obras son: Clase de danza, La bebedora de ajenjo, Bailarina en la escena, Planchadores, Carreras. Cultivó el dibujo en detrimento del color, por lo que no armonizó bien con el Impresionismo, y tampoco con las tendencias conservadoras por sus temas contemporáneos






Otros genios del impresionismo: Sisley, Pisarro
Tan fiel como Monet a la técnica del Impresionismo se mantuvo Sisley (1839-1899), que fue exclusivamente un pintor paisajista y será Pisarro (1830- 1903), quien lleve hasta las últimas consecuencias el estudio de la luz y el color llegando al post-impresionismo y al puntillismo.
Los autores impresionistas no tenían conciencia de grupo, aunque todos reivindican la libertad a la hora de seleccionar el motivo pictórico, cada uno plasmará lo que ve. Es un arte íntimo arraigado en el sentimiento de la originalidad individual, que se inicia con las vivencias personales y con las experiencias en soledad.
A principios de 1880 estas diferencias estilísticas y las cuestiones personales comenzaron a agudizarse y el Impresionismo como movimiento de vanguardia acabó diluyéndose. De sus cenizas comenzaron a gestarse las propuestas de otros artistas que darán lugar al post-impresionismo y al neoimpresionismo.

En España, el Impresionismo tuvo varios seguidores que manifestaron su preocupación por la luz. Entre ellos destacan Regoyos, Sorolla, Rusiñol y Casas.

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